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La historia de la guitarra portuguesa en el fado
La historia de la guitarra portuguesa en el fado: cómo apareció el instrumento y cómo se convirtió en un elemento fundamental del fado portugués.
La historia de la guitarra portuguesa en el fado se remonta al siglo XIX, cuando el fado empezó a ganar popularidad en las calles de Lisboa. Aunque el origen exacto del instrumento es incierto, se cree que la guitarra portuguesa evolucionó a partir de instrumentos similares traídos por los marineros que regresaban de sus viajes por el mundo.
Inicialmente, la guitarra portuguesa era un instrumento de carácter más popular, utilizado en fiestas y actos sociales. Sin embargo, en la medida en que el fado fue ganando espacio en los barrios de Lisboa, la guitarra portuguesa comenzó a destacar como elemento fundamental en la interpretación de esta música de expresión melancólica y sentimental.
La guitarra portuguesa posee una estructura única y unas características peculiares que la hacen netamente portuguesa. El instrumento está construido con una caja de resonancia redondeada, con una tapa de madera, generalmente de cedro, y un fondo de madera más rígida, como la pau-rosa o la jacaranda. Tiene una boca estrecha y larga, que le confiere un sonido resonante y característico.
Con sus doce cuerdas de acero, dispuestas en seis pares idénticamente afinados, la guitarra portuguesa tiene un sonido brillante y penetrante. Las cuerdas se tocan tradicionalmente con uñas, lo que permite al instrumentista crear un toque percusivo y distintivo, acentuando la emoción y el ritmo del fado.
A lo largo de los años, la guitarra portuguesa se impuso como instrumento esencial para acompañar a los cantantes de fado. Su timbre melancólico y expresivo ayuda a evocar las profundas emociones de las letras del fado, creando una atmósfera única y emocionante.
Durante el siglo XX, la guitarra portuguesa sufrió algunos cambios en su construcción, especialmente en lo que respecta al formato y los materiales utilizados. Sin embargo, su esencia e importancia en el fado permanecieron intactas. Los artesanos continuaron mejorando la técnica de construcción de la guitarra portuguesa, preservando su tradición y contribuyendo para su sonoridad característica.
Hoy en día, la guitarra portuguesa se considera un símbolo del fado y desempeña un papel central en las actuaciones en directo. Tocada con maestría por guitarristas de talento, marca el ritmo, acompaña a los cantantes de fado y libera melodías cautivadoras, llevando al público a un viaje emocional único.