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El suelo tradicional portugués

La historia de los suelos tradicionales portugueses se remonta a la época romana, pero fue durante el siglo XIX cuando adquirieron mayor relevancia en Portugal. Fue en esta época cuando la técnica de colocación de la piedra en patrones elaborados y complejos comenzó a utilizarse ampliamente, sobre todo en las zonas urbanas de Lisboa y Oporto.
La calçada portuguesa es admirada por su belleza estética, durabilidad y artesanía. Fabricada normalmente con piedras calizas cortadas a mano en pequeños tamaños y formas, para crear patrones elaborados son colocadas individualmente por calceteiros, los artesanos especializados en esta técnica.
Estos motivos pueden ser muy simples, como el ajedrez, o muy complejos, como la imagen de un animal o un diseño abstracto.
El pavimento portugués se encuentra en todo Portugal, desde las calles históricas de las ciudades hasta los patios y jardines de las casas particulares. Sin embargo, se asocia más a menudo con Lisboa, donde el pavimento de mosaico es una característica icónica de la ciudad. La calçada portuguesa es tan importante para la ciudad que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2011. Además de ser parte integrante del paisaje urbano de Portugal, la calçada portuguesa es también una atracción turística, que atrae a visitantes de todo el mundo. El encanto y la belleza que añaden a las calles, plazas y márgenes portuguesas es innegable.
Se considera una forma única de expresión artística y un testimonio de la artesanía transmitida de generación en generación. La conservación y el mantenimiento de los suelos tradicionales portugueses se supervisan cuidadosamente para proteger este valioso patrimonio.
Los suelos tradicionales portugueses siguen desempeñando un papel importante en la identidad cultural de Portugal y en la promoción del turismo. Es una forma de arte única que combina las habilidades artesanales tradicionales con el diseño urbano, convirtiéndose en un elemento distintivo y un testimonio de la historia y la cultura portuguesas.
Preservar y valorar el pavimento tradicional portugués no sólo mantiene viva una importante tradición cultural, sino que también contribuye a la identidad y belleza de las ciudades portuguesas.